El temor ha sido siempre
uno de los aliados más fieles del poder, que intenta que la población viva
inmersa en él. La creación de este tipo
de escenarios obligan a las personas
a estar más pendientes de sobrevivir
solventando sus necesidades diarias que
ir a la raíz del problema y quien o quienes lo han generado hacia los
ciudadanos.
El miedo como energía discordante en nuestro cerebro quebranta
cualquier tipo de resistencia hasta que decides programarte de una manera
distinta, estableciendo que el miedo no te pertenece, no es tuyo, nadie te lo impone
y es una energía que no aceptas.
La libertad en todo sentido en principio está condicionada
a descargar el miedo, luego de ello, el propósito, la dirección y el sentido de
la vida, seguro volverán aparecer en cada quien.
Cuando pierdas uno de los
miedos que más afectan; pensar en quedarte sin ese bien cada vez más escaso que
se llama trabajo, y pienses mas en lo colectivo que en lo individual, estarás
contribuyendo en el despertar que se necesita para ser UNO en soluciones y no seguir
sin rumbo que te permita consolidar tu vida, familia, hijos, etc.
Vivir en desesperanza no
soluciona nada, renuévate con la Divinidad con la que te sientas identificado,
la espiritualidad no tiene límites y el poder interno que fluya de dicha
renovación, contribuirá a que seamos mejores personas, tengamos un mejor
entorno, país y mundo.
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